Desde pequeños nuestro máximo interés es jugar. El juego es positivo pues a través de él comprendemos nuestro entorno, aprendemos de la vida y nos conocemos a nosotros mismos. Es por ello que aprovechar esta predisposición natural es uno de los aciertos en la metodología de la educación. Incorporando el juego a la enseñanza conseguimos que los niños aprendan de una manera inconsciente al mismo tiempo que divertida. Conseguimos también un objetivo importante, obtener su atención desde el principio. Motivar de esta manera nos es útil también para que el estudio sea algo que demanden, algo que les interese y quieran voluntariamente. No olvidemos que pasan de un entorno familiar donde juegan la mayor parte del tiempo que pueden a las aulas escolares en donde se les pide constantemente estar quietos, callados y prestando atención a un profesor que intenta transmitir su saber. Si no les motivamos caerán en el aburrimiento y la apatía y podemos perderlos al llegar a la adolescencia y decidan acabar sus estudios. Mucho peor es que el desinterés les lleve a estudiar lo imprescindible para aprobar. A través del juego la educación puede ser fascinante. Una educación sin juego limita su imaginación. Como decía Plutarco
“La mente no es una vasija para llenar sino un fuego para encender”
Muchos de los conocimientos recibidos son olvidados porque son transmitidos por unos métodos poco motivadores. Jugando fomentamos también habilidades sociales. Los niños aprenden de manera satisfactoria, adquieren un mayor autocontrol y responsabilidad. Los juegos de palabras te ayudan con la adquisición del nuevo vocabulario en inglés. Al estar jugando pierden la vergüenza, lo que les servirá de mucho cuando entablen conversaciones en inglés.
Para hacer más atractivas las clases podemos aprovechar las nuevas tecnologías para jugar y aprender. Con una pantalla digital y un ordenador podemos ver, escuchar y entender relacionando conceptos de una manera que motiva a los niños reaccionando con muchas ganas.
Jugar es una de las soluciones, pero hay más: cuentos, música, arte, películas…aprovechémoslos y brindémosles todas esas oportunidades para poder así conseguir un mejor desarrollo en su educación. Ellos se sentirán mejor y nunca se cansarán de aprender.